3er Premio del Concurso de Ensayos sobre “Himno”. Por Pedro Luis Cuellar Jordan.

La sociedad de Himno está dirigida por un régimen colectivista que controla por completo la vida de los individuos, tanto es así que se les ha privado de su identidad propia y nada más gozan de un sistema de identificación numérica el cual se las asigna al nacer. Este sistema de identificación numérica refleja la supresión de la individualidad que tienen todas las personas de la sociedad distópica en la que viven los personajes de Himno, ya que ni siquiera se les permite tener un nombre propio.

En esta sociedad, cualquier índice de individualismo representa una amenaza para su funcionamiento, pues está estructurada para funcionar bajo el yugo de los miembros con una posición de poder, como lo eran el consejo del mundo o el consejo del estado.

Podríamos argumentar que cualquier pensamiento crítico e individual a través de un proceso de razonamiento lógico cuestionaría las fallas de este sistema y esto representaría una amenaza para el consejo del mundo, pero Ayn Rand nos presenta una sociedad que ha nacido y crecido con estas ideas y está normalizado para ellos. De hecho, el protagonista constantemente recuerda y se cuestiona sobre pensamientos individuales, como por destacar individualmente sus maestros le recriminaban, o por cosas como crecer más que sus compañeros, por ejemplo, incluso él se recriminaba ser más curioso y entender más rápido algunos temas, diciendo que ha intentado olvidar las lecciones, pero no ha podido. Él, a pesar de querer aprender y crear, durante toda la novela parece estar motivado por el deseo de satisfacer a sus hermanos y serle útil a ellos, recordemos que nació en una sociedad colectiva donde “todos existen para sus compañeros”.

Sin embargo, el conocimiento representa algo más que una amenaza al régimen y a los líderes de este. Consideremos que todas las personas en esta sociedad creen firmemente en las ideas colectivas que se les han inculcado y Ayn Rand no nos presenta un “líder supremo” que se beneficie personalmente de que las cosas queden tal y como están, aunque de manera intuitiva sabemos que quienes forman parte de consejos de mayor relevancia en la sociedad gozan de privilegios que los demás miembros de la sociedad no y son quienes se benefician realmente del funcionamiento de esta.

El conocimiento en una sociedad colectivista representa la amenaza más grande posible: la individualidad. Pensar, es la amenaza más grande para esta sociedad distópica porque es la declaración de un individuo como independiente y libre. Para pensar, un ser humano no necesita de nada ni nadie más que sí mismo, y una sociedad colectiva necesita que el ser humano sea dependiente de ella, debido a eso, todos en la sociedad de himno se ven amenazados cuando alguien busca conocimiento más allá del que el consejo les brinda. Pensar independientemente y buscar saber, además, viola muchas de las reglas con las que vive una sociedad colectiva, en donde se restringe la educación, se controla la información y el comportamiento de las personas, por lo que de muchas maneras atenta ante la norma establecida y, como vimos en el libro, el consejo de los estudiosos no está siquiera dispuesto a cambiar nada de esta.

El protagonista ignora todas advertencias, y motivado por el deseo de aprender y de crear rompe algunas reglas, creyendo que al mostrar lo que descubrió a sus hermanos estos le perdonarían y le invitarían a ser parte del consejo de los estudiosos. Sin embargo, el protagonista se encuentra con que su descubrimiento representa una molestia y una amenaza para el consejo de los estudiosos, puesto que les traería más trabajo implementar este nuevo sistema de luz, y dejaría en la ruina al consejo de velas, sin importar cuan bueno fuese este mismo.

Al verse perseguido y castigado, Igualdad 7-2521 descubrió que sus hermanos lo odiaban por haber tenido la osadía de buscar conocimiento, sin importar que este beneficiase a ellos también, y solo entonces descubrió que su principal motivación siempre fue crear para él mismo, él había sido el motivo por el que en un principio buscó el conocimiento y por quien tuvo la necesidad de crear la caja con luz, él y su deseo de existir y de pensar, de crear y de entender.

Una vez huyó y estando solo, descubrió la capacidad de decidir, pues ahora se movía y caminaba por voluntad propia y por su deseo de vivir y no por orden ni castigo de los demás miembros de la sociedad. Allí, descubrió el valor del yo y de su ego, de su identidad y de su propia felicidad.

El mensaje que podemos rescatar de “Himno” acerca de cómo debemos pensar en la búsqueda del conocimiento en nuestro mundo actual se refleja en los problemas similares que enfrentamos respecto a nuestro protagonista. Dado que vivimos en un mundo que condena todo concepto individualista y que aún cree en los principios del altruismo como valor ético y moral, es importante entender cómo la búsqueda de razonamiento propio puede ayudarnos a vivir de manera que no exista otro principal motivo que el de nuestra propia felicidad. En épocas en donde la desinformación, la represión política o la censura se hacen a nombre de “el pueblo”, “la sociedad” o “el bien común” la búsqueda del conocimiento por sobre todo es la herramienta más útil para alcanzar una sociedad más libre y justa con los derechos individuales, además de realizar un juicio propio de las cosas, pues la manipulación de la información está a la orden del día y beneficio de quienes controlan el poder, quienes coartan libertades individuales con el discurso de lo colectivo. Nuestro protagonista buscó el conocimiento hasta alcanzar la verdad más grande a la que su razonamiento pudo llegar, y ese fue el descubrimiento de su propio ego y su propia identidad y, aunque nosotros no vivamos en una sociedad con las mismas restricciones, constantemente sufrimos de la supresión de nuestros derechos individuales y libertades personales a nombre del beneficio de unos cuantos o las mal llamadas minorías.

En un mundo donde el discurso de la “justicia social y colectiva contra las desigualdades” toma cada vez más fuerza y quita libertades personales o económicas con esta bandera, nuestro protagonista, Prometeo, debe servirnos como motivador de un espíritu que solo busca el derecho a existir libremente sin que coarten su capacidad de pensar, de actuar o de buscar la razón y el conocimiento como medio para alcanzar nuestra felicidad.

Prometeo utilizó todas las herramientas a su disposición para encontrar aquella verdad que no podía terminar de entender, y ni siquiera un mundo diseñado para no pensar fue suficiente para frenarlo en el descubrimiento de su identidad y de su ego. Nosotros, que tenemos los medios y no vivimos en un mundo condenado como el de “Himno” debemos tomar como ejemplo la convicción de nuestro protagonista para vivir y pensar libremente, incluso cuando el mundo es hostil al pensamiento crítico y a los valores personales, pues será esta misma búsqueda la que nos permitirá vivir como individuos libres, pensantes e independientes.

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